martes, 3 de abril de 2018

El vaso de whisky en la mesa, el libro abierto, las preguntas

 Mark Strand
(Summerside, Canada, 1934-Brooklyn, NYC, EE.UU., 2014) 

NUESTRA OBRA MAESTRA ES LA VIDA PRIVADA

I

¿Hay algo ahí abajo en el agua que nos elude,
Algún tímido acontecimiento, algún secreto de la luz que cae sobre lo hondo,
Alguna fuente de dolor que no desea que la descubran todavía?

¿Por qué debe importarnos? ¿No proyecta el deseo sus arcos iris sobre la tosca porcelana
De la piel del mundo y llena el aire con sus compases? ¿Para qué buscar más?

II

Y ahora, mientras los defensores del horror y de la tristeza
Empujan de un lado a otro de la playa la barca llena de agua, comamos
El rodaballo con este exquisito beaune blanco.

Cierto la luz es artificial y no vamos bien vestidos.
¿Y qué? Nos gusta esto. Nos gustan los bueyes en el campo de al lado,
Nos gusta el ruido del viento sobre la hierba. Tu forma de hablar,

En voz baja, las confesiones a medianoche… ¿para qué vivir
Por otra cosa? Nuestra obra maestra es la vida privada.

III

De pie en el muelle, entre El Cisne Errante y la Estrella Inmaculada,
Respirando el aire de la noche mientras el momento del goce que viene
De los goces fugitivos parece crecer la belleza

Que se mancha a sí misma, que sólo puede ser lo que fue, que se sostiene a sí misma
Un poco más en su marcha, pienso en nuestro cómodo paso
Entre las divisiones graduales, las crisis que se desangran

En lo ordinario, dejándonos cada vez un poco más cansados,
Un poco más lejos de las experiencias, que, en los días de antaño,
Nos cautivaban durante horas. El paseo por la carretera llena de curvas

De regreso a casa, el mar golpeando en los acantilados,
El vaso de whisky en la mesa, el libro abierto, las preguntas,
Todas las recompensas del día esperando a las puertas del sueño.

De Tormenta de uno.  Traducción de Dámaso López García. Visor. Madrid, 2009.
**
OUR MASTERPIECE IS PRIVATE LIFE

I

Is there something down by the water keeping
itself from us,
Some shy event, some secret of the light that falls,
upon the deep,
Some source of sorrow that does not wish to be
discovered yet?

Why should we care? Doesn't desire cast its rain-
bows over the coarse porcelain
Of the world's skin and with its measures fill the
air? Why look for more?

II

And now, while the advocates of awfulness and
sorrow
Push their dripping barge up and down the
beach, let's eat
Our brill, and sip this beautiful white Beaune.

True, the light is artificial, and we are not well
dressed.
So what. We like it here. We like the bullocks in
the field next door,
We like the sound of wind passing over grass.
The way you speak,

In that low voice, our late night disclosures...
why live
For anything else? Our masterpiece is the private
life.

III

Standing on the quay between the Rowing Swan
and the Star Inmaculate,
Breathing the night air as the moment of pleas-
sure taken
In pleasure vanishing seems to grow, its self-
soiling

Beauty, which can only be what it was, sustain-
ing itself
A little longer in its going, I think of our own 
smooth passage
Through graded partitions, the crisis that bleed

Into the ordinary, leaving us a little more tired
each time,
A little more distant from the experiences, 
which, in the old days,
Held us captive for ours. The drive along the
winding road

Back to the house, the sea pounding against the
cliffs,
The glass of whiskey on the table, the open book,
the questions,
All the day's rewards waiting at the doors of
sleep...

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char