sábado, 3 de marzo de 2018

La vida es desierto y oasis

Walt Whitman

(West Hills, EE UU, 1819 - Camden, id., 1892)


NO TE DETENGAS

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
 sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
 No te dejes vencer por el desaliento.
 No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
 que es casi un deber.
 No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
 No dejes de creer que las palabras y las poesías
 sí pueden cambiar el mundo.
 Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
 Somos seres llenos de pasión.
 La vida es desierto y oasis.
 Nos derriba, nos lastima,
 nos enseña,
 nos convierte en protagonistas
 de nuestra propia historia.
 Aunque el viento sople en contra,
 la poderosa obra continúa:
 Tu puedes aportar una estrofa.
 No dejes nunca de soñar,
 porque en sueños es libre el hombre.
 No caigas en el peor de los errores:
 el silencio.
 La mayoría vive en un silencio espantoso.
 No te resignes.
 Huye.

 "Emito mis alaridos por los techos de este mundo",
 dice el poeta.
 Valora la belleza de las cosas simples.
 Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
 pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
 Eso transforma la vida en un infierno.
 Disfruta del pánico que te provoca
 tener la vida por delante.
 Vívela intensamente,
 sin mediocridad.
 Piensa que en ti está el futuro
 y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
 Aprende de quienes puedan enseñarte.
 Las experiencias de quienes nos precedieron
 de nuestros "poetas muertos",
 te ayudan a caminar por la vida
 La sociedad de hoy somos nosotros:
 Los "poetas vivos".
 No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas...

Versión de Leandro Wolfson


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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char